Fotoprotección: tipos y por qué utilizarla

La primavera se encuentra cada vez más cerca y con ella el comienzo de las temperaturas calurosas que nos permiten dejar las capas invernales a un lado. Los rayos de sol de estas fechas suponen pequeñas dosis de vitamina D que nos pueden hacer olvidar la importancia de echarnos protección solar durante todo el año. Tanto los protectores como los fotoprotectores solares, tienen una función muy importante en nuestro día a día, aunque, la función de estos últimos es menos conocida. Hoy te contamos cuál es su función y las principales diferencias con los protectores.

¿En qué consiste la fotoprotección?

El objetivo de los fotoprotectores es prevenir el desgaste de nuestra piel como consecuencia de la exposición a los rayos ultravioleta. Los tipos de piel son muy distintos en función de cada persona, por lo que sus mecanismos para adaptarse y protegerse de la agresión solar son variables y, en muchas ocasiones, insuficientes. Esta es una de las razones por las que hay pieles con tendencia a enrojecerse y quemarse frente a la exposición solar mínima.

¿Cuál es la diferencia entre un fotoprotector y un protector solar?

  • Los fotoprotectores o bloqueadores solares suelen ser más espesos que los protectores solares. Además, mientras estos últimos pueden ser transparentes y aplicarse sin dejar rastro, mientras que los fotoprotectores suelen tener un color blanco y una mayor duración que hace que no sea necesario aplicarlos de forma tan continuada como los protectores.
  • Las cremas que utilizamos para limitar los daños de la exposición solar suelen protegernos contra los rayos UVB, que son absorbidos por la epidermis (la capa superior de la piel). La protección contra los rayos UVA, que llegan hasta capas más profundas de nuestra piel, está cubierta por los fotoprotectores solares, en cambio no todos los protectores cumplen con esta necesidad.

¿Qué tipo de fotoprotectores podemos utilizar?

  • Fotoprotectores orales: Son complementos perfectos para las cremas, que también se recomienda utilizar de forma conjunta. Aunque son menos conocidos, amplían la efectividad de las cremas y permiten que todas las partes del cuerpo queden protegidas contra la radiación solar.
  • Cremas: Los fotoprotectores más conocidos son los de aplicación tópica, cuyo uso debe hacerse a diario y especialmente en los meses y horas en las que el sol impacta de forma más directa. El factor de protección solar (SPF) representa un índice que nos muestra el tiempo que tardan los rayos UVB en penetrar en la capa superior de la piel y enrojecerla, allí donde se aplica la protección. Este indicador, nos dice que cuando se usa un producto con SPF 50, la piel tardará en enrojecer 50 veces más que sin protección solar.

¿Por qué es importante utilizar fotoprotectores?

La concienciación sobre los peligros de una exposición continuada al sol es indispensable para prevenir problemas como:

  • Quemaduras: la aplicación regular de las cremas fotoprotectoras evitan que nuestra piel sufra un daño acumulable.
  • Aparición de manchas: la exposición al sol puede crear zonas pigmentadas en la piel debido a radiación UV a largo plazo. Su molestia suele ser de carácter estético, aunque puede llegar a tratarse de un cáncer de piel.
  • Aceleración del fotoenvejecimiento de la piel: la radiación provoca una pérdida de elasticidad y acelera la aparición de arrugas. Este cambio en el ciclo de envejecimiento puede ser el causante de un melanoma o cáncer de piel.
  • Riesgos oculares: aunque no son molestias graves ni enfermedades con consecuencias a largo plazo, la exposición al sol puede provocar reacciones inflamatorias como la fotoqueratitis o la fotoconjunitivitis.
  • Reducción de las defensas: puede llegar a afectar al sistema inmunitario, aumentando los riesgos de contraer infecciones.

Estos riesgos se pueden prevenir, evitando la exposición solar entre las 12h y las 16h y aplicando protector solar todos los días, incluso aquellos nublados, ya que la radiación sigue estando presente.



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