La dermatitis atópica

La dermatitis atópica es una enfermedad cutánea no contagiosa de tipo inmunitario que se manifiesta de forma crónica y de la que no hay cura definitiva hasta la fecha. Es una enfermedad que puede manifestarse a cualquier edad, aunque es común que surja en la infancia, provocando enrojecimiento y picores en la piel.

Este tipo de dermatitis tiende a surgir periódicamente en la cara y en zonas sensibles como la parte interna de los codos y de las rodillas y alterna periodos libres de síntomas con otros de exacerbaciones de mayor o menor intensidad. Actualmente se calcula que, a nivel mundial, la padecen aproximadamente 230 millones de personas.

La denominación “atópica” viene dada debido a que está asociada un 80% de las veces a enfermedades atópicas. En este tipo de dermatitis intervienen tanto factores constitucionales como genéticos que producen una hipersensibilidad en la piel y la mucosa frente a agentes externos, que aumentan a su vez la producción de Inmunoglobulina E u otro tipo de reactividad. Por otra parte, alrededor de un 20% de las dermatitis atópicas no están relacionadas con alergias u otras enfermedades atópicas, en cuyo caso reciben el nombre de dermatitis atópica no alérgica.

¿CUÁLES SON SUS SÍNTOMAS?

En caso de que detectes alguno de los siguientes síntomas, es recomendable que los consultes con tu médico:

  • Aunque puede deberse a la constitución de la piel, la dermatitis se caracteriza por la sequedad de la piel en los momentos en los que se manifiesta de forma exacerbada.
  • Causa picazón, en distintos niveles de severidad, especialmente por la noche.
  • Esta situación puede provocar manchas de color rojizo o amarronadas en zonas como la cara, el cuello, las extremidades o la parte superior del pecho.
  • Es posible que aparezcan pequeñas protuberancias que lleguen a supurar líquido.
  • La piel puede llegar a estar en carne viva, por lo que se muestra sensible e inflada. Además, puede mostrarse escamosa y agrietada.

¿QUÉ PUEDES HACER PARA EVITAR SU APARICIÓN?

El tratamiento para la dermatitis atópica es específico para cada persona. Aunque es importante consultarlo con un médico, determinados hábitos nos pueden ayudar a cuidar la piel y a prevenir estos brotes.

  • Realizar la limpieza e higienización de la piel cada día utilizando productos específicos para pieles atópicas y evitar el agua demasiado caliente.
  • Al secar la piel es necesario hacerlo con cuidado y sin frotar las zonas afectadas para no dañarlas.
  • Elegir una crema hidratantes especial para cada tipo de piel y aplicar protección solar diariamente especial para pieles sensibles.
  • Evita las temperaturas extremas, ya que el frío extremo puede producir sequedad, mientras que las temperaturas extremadamente altas pueden producir sudoración, empeorando el estado de nuestra piel.
  • Las prendas de algodón son las más recomendadas a la hora de vestir, ya que materiales como la lana o los tejidos sintéticos pueden provocar alergias.
  • Usar geles hipoalergénicos y no perfumados en el baño. En el caso de los niños se desaconseja la utilización de productos con jabón.
  • Mantener la humedad en las habitaciones de forma que se evite la sequedad en la piel, especialmente durante el invierno y el verano por el uso de la calefacción y el aire acondicionado.
  • Consulta a tu médico para seguir una dieta adecuada. Procura evitar alimentos ácidos, salados o grasos y apuesta por la fruta y la verdura.

Esperamos que esta entrada te sirva para conocer más sobre la dermatitis atópica y sus efectos. Si deseas profundizar más, ¡no dudes en preguntarnos!



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